Qué debemos controlar cuando nuestro gato se hace mayor


Normalmente un gato alcanza su vejez a los ocho años, aunque en algunos casos no lo harán hasta los diez. Es importante que según se vaya haciendo mayor nuestra mascota controlemos más su salud. Si bien ha de vigilarse siempre, es conveniente que cuando estos lleguen a la vejez, aumentemos el control sobre su estado físico e incrementemos las visitas al veterinario.

En primer lugar es primordial controlar el peso de nuestra mascota. No debemos preocuparnos por que adelgace, ya que no tiene por qué significar que tenga problemas de salud. Pero sí habría que controlar que no engordase, ya que le podría causar ciertos problemas de salud que a su edad podrían resultar más peligrosos. Ocurre los mismo con las infecciones provocadas por los parásitos. Habría que controlar también por ello la aparición de parásitos para evitar infecciones con consecuencias peores en gatos ancianos que en gatos jóvenes.

Realizar exámenes rutinarios de ojos, corazón, sangre y orina, es también muy recomendable. Acondicionar sus uñas y limpiar sus oídos al menos una vez cada dos meses. Vigilar su apetito, su tos, posibles olores anormales, posibles bultos, su piel… Todo esto puede alertarnos de posibles infecciones o enfermedades.

Respecto a su dieta es importante cuidarla dándole raciones pequeñas de comida. Muchas pero regulares. Los alimentos secos son los más adecuados para mantener en buen estado su dentadura, pues este tipo de alimentos eliminará los depósitos de suciedad de sus dientes. Hay que tener en cuenta además que es mejor que el agua esté siempre fría. Los gatos viejos descontrolan la temperatura de su cuerpo, por lo que si se cambia muy a menudo su percepción de la sed, podrían llegar a padecer deshidratación.

Prolongar la vida de nuestros peces


Todo aquel que desee instalar una pecera y, sobre todo, un acuario de grandes dimensiones debe informarse, antes de nada, de cómo debe cuidar a sus animales acuáticos, porque, de lo contrario, perderá peces prácticamente a diario, lo cual no compensa ni física ni económicamente.

Lo primero que debe saber todo dueño de un acuario es que la mayoría de los peces tienen una esperanza de vida de unos dos años, por lo que, por mucho que nos esforcemos, cada vez que transcurra ese tiempo, debemos asumir que habrán desaparecido muchos de los que compramos al principio.

De cualquier manera, si queremos que cumplan esos dos años, hay que cumplir una serie de normas que nos ayudarán a mantenerlos con vida durante ese tiempo:

– Hay que procurar comprar peces pequeños y parejas de macho y hembra, e intentar que procreen antes de fallecer. De esta manera siempre tendremos seres vivos sin necesidad de comprar nuevos constantemente.

No debemos comprar los peces de uno en uno, porque es más difícil que se adapten y más fácil que alguno que ya vivía en la pecera lo ataque. Además, debemos aclimatarlos correctamente para no provocar peleas y para evitar que sufran estrés.

– La alimentación debe ser diaria – o cada dos días – pero nunca excesiva, ya que muchos peces mueren por ingerir demasiada comida. En este caso, es preferible que falte y no que sobre.

– El acuario debe estar cubierto, preferentemente con una tapa de cristal, pero también puede ser de otro material, porque, aunque parezca sorprendente, muchos peces suben a la superficie a renovar su oxígeno y, en caso de estar descubierto, saltan al exterior.

– En el momento en que detectemos una enfermedad en un pez, debemos extraerlo de la pecera lo antes posible porque muchas de sus patologías son contagiosas.

– Debemos comprar siempre peces sociables o, como mucho, neutros, ya que de lo contrario se pueden provocar peleas a muerte. En caso de que deseemos poseer animales carnívoros, nunca debemos mezclarlos con los sociables porque estos últimos siempre tendrán las de perder, por muy pequeños que sean los carnívoros.