Caracoles en los acuarios, ¿invasores o vecinos?


La mayoría de los propietarios de acuarios de agua dulce, con toda seguridad más de una vez se han encontrado en su interior la presencia de caracoles invadiendo la superficie y arrasando las plantas que allí habitan. Estos inquilinos pueden llegar a suponer un grave peligro porque los vegetales de los que se alimentan son necesarios para ajustar el nivel de nitrógeno necesario para el buen mantenimiento del agua y proporcionar el oxígeno a los peces; además, proporcionan a su entorno la dosis precisa de CO2 y una correcta iluminación.

¿Son los caracoles de nuestro acuario unos molestos invasores o uunos inofensivos vecinos? Antes de eliminar sistemáticamente a los caracoles, hay que tener en cuenta que muchas de estas especies no son realmente dañinas para nuestro acuario, sino que, además, son un factor muy beneficioso a la hora de mantenerlo en un buen estado. Por ello, el paso principal será aprender a diferenciar cuando estos animales están siendo perjudiciales y cuando no, para no acabar con los que realmente cumplen una buena función en el pequeño ecosistema de nuestro acuario.

Los primeros síntomas que denotan que la presencia de caracoles es excesiva, es cuando estos animales están acabando con nuestras plantas acuáticas y podemos apreciar los agujeros que producen en ellas. ¿Ya los hemos detectado? Habrá que buscar una solución. Una de las más eficaces es la adquisición de un animal cuya alimentación se base fundamentalmente en invertebrados marinos. Uno de los comúnmente aconsejados es el Botia payaso, que come los huevos de estos moluscos pero respeta las plantas.

En cambio, si se prefiere optar por un método más «casero» (y barato), se puede insertar por la noche en el acuario una hoja de lechuga. En un rato tendrás un montón de caracoles rodeando el trozo de verdura y podrás retirarlos con ella. Aunque estos dos métodos métodos ayudan a moderar o eliminar la aparición de estos moluscos acuáticos de forma natural, un factor importante que les atrae es la sobrealimentación porque los restos de comida residen en el suelo y se sirven de ellos para alimentarse, así que habremos de evitarla para conseguir que los resultados de la «limpieza» perduren.