Para mantener los ojos de nuestro gato en buen estado es necesario que los limpiemos de forma periódica, para evitar que las legañas y la suciedad se acumulen en ellos. Esta operación no siempre es sencilla porque el gato no se suele mostrar muy colaborativo. En cualquier caso, lo mejor es armarse de paciencia y proceder a la limpieza.
Para limpiar los ojos, deberemos sumergir una gasa en agua destilada a temperatura ambiente y lavar con ella los ojos de nuestro gato, siempre con suavidad y sin provocar daño al animal. Lo mejor es realizar esta operación una vez cada dos o tres días, aunque existen razas, como los Persas, en los que deberemos hacerlo diariamente para evitar infecciones y otros problemas oculares al animal.
En ningún caso deberemos utilizar la misma gasa para limpiar ambos ojos, ya que podemos transmitir dolencias de uno a otro. Una vez que limpiemos uno desecharemos la o las gasas que hayamos utilizado y cogeremos una limpia para lavar el otro.
Para limpiarle los ojos con mayor comodidad, es aconsejable envolver al gato en una toalla mientras lo hacemos, porque así será más fácil sostenerlo y evitaremos que nos arañe mientras le estamos limpiando. Eso sí, deberemos asegurarnos de que sus patas no están torcidas o forzadas en una posición incómoda para el animal. Cuando terminemos, es aconsejable darle alguna golosina y hacerle algunas carantoñas para que el animal asocie la experiencia con una vivencia positiva.
Si observas que los ojos del gato aparecen hinchados o enrojecidos a pesar de limpiarlos habitualmente, no dudes en contactar con el veterinario para descartar una posible patología. Si observas que el tercer párpado se hace visible, debes llevarlo inmediatamente al veterinario, ya que este hecho suele indicar una dolencia más grave.