El loro más pequeño del mundo


Existe una especie de loro cuyo tamaño es poco más que el del pulgar de tu mano. Los Micopsitta pusio harteti, son una subespecie del loro de cabeza amarilla. Son microloros que aún no siendo muy conocidos no se encontrarían en peligro de extinción. El motivo por el que no se ven tan fácilmente y no eran conocidos hasta hace poco es que estos loros enanos habitan en selvas apartadas de la civilización, recónditas y salvajes. De hecho fueron vistos por primera vez en una selva de estas características de Papúa Nueva Guinea.

Aunque no se sabe casi nada de él, mide unos 8 centímetros de alto y pesa unos 11,5 gramos. ¡Increíble verdad! Es incluso más pequeño que muchos de los animales e insectos que viven a su alrededor en esos profundos y densos bosques y selvas. Se les puede encontrar sobre todo en las zonas bajas tropicales y subtropicales de la isla de Nueva Guinea, hasta alcanzar la altura de los 800 metros.

A diferencia del resto de los loros o por lo menos de la mayoría, estos mini loros no se alimentarían de frutas y frutos secos. Su dieta se compone básicamente de musgos, líquenes y hongos. Respecto a su plumaje son aves de plumas verdes, a excepción de las partes inferiores que tendrían un ligero tono amarillento; y las marcas que se encuentran en sus cabezas son las que harían diferenciar a un macho de una hembra, siendo en esta más prominentes.

Es una especie de la que se sabe muy poco ya que ha sido imposible criarlos en cautividad. Pero al igual que ellos existen otras muchas especies de las cuales también se sabe muy poco, y existirán otras muchas de las que desconozcamos su existencia. Es posible que este sea el loro más pequeño del mundo, pero quién nos lo asegura. La naturaleza nos sorprende cada día.

Loros fuera de la jaula


Todos los loros que viven en casas necesitan una jaula. Da igual que siempre estés en casa con él y que le dejes suelto todo el día, tu mascota necesita un lugar al que retirarse para tener su “vida privada”. También, debes recordar que es mucho más seguro que esté en el interior de su jaula cuando tú no estás, ya que puede sufrir algún tipo de accidente que se podía haber evitado.

No debes tener siempre a tu loro dentro de la jaula. Para que sea feliz, deberás dejarle algunas horas al día fuera de la misma. Intenta que como mínimo este tres horas fuera. Los loros también necesitan realizar ejercicio y mantener una dieta saludable. Estar fuera de su “casa”, moviéndose a su antojo, les permitirá estar en forma.

Aunque estés en casa, debes comprobar que todos los lugares por los que se puede mover a su antojo tu amigo, no suponen ningún peligro para él. Asegúrate de revisar los enchufes (si puedes poner protectores como los que se utilizan con los bebés, mucho mejor). Si decides habilitarle una habitación para él, comprueba que esté perfectamente aislada.

Si fumas, intenta que no le dé el homo del tabaco. Ten cuidado con los vapores químicos (lacas para el cabello, desodorantes, etc.), productos de limpieza para el hogar, todos los materiales recubiertos de teflón y las plantas, ya que algunas pueden ser tóxicas. Cuanto más simple sea el mobiliario muchos menos problemas tendréis los dos. Cuando termine la jornada, métele en su jaula, y a descansar.

Comprar una jaula para tu pájaro


La jaula es el elemento más importante del mobiliario de tu pájaro. Su tamaño es uno de los principales factores; debe ser lo suficientemente grande como para que permita al ave extender las alas y aletear sin que las plumas golpeen contra los barrotes.

Los pájaros pequeños, como canarios, agapornis o periquitos, deben tener espacio suficiente para volar de percha a percha. Los loros necesitan un mayor espacio que les permita trepar y hacer ejercicio dentro de la jaula, al igual que las aves de cola larga (guacamayos, por ejemplo), para evitar que se estropeen sus plumas.

Piensa que la jaula nunca será lo suficientemente grande, pero puede rápidamente ser demasiado pequeña. Tu pájaro comparte su espacio con comederos, perchas y puede que algún columpio y además puede que más adelante decidas adquirir otra ave.

Rechaza siempre las jaulas circulares, en las cuadradas o rectangulares el ave tiene siempre un «lado de seguridad», el más cercano a la pared, por donde sabe que no se le va a acercar nadie inesperadamente.

La distancia entre barrotes debe ser lo suficientemente amplia como para evitar el aprisionamiento del pico o las garras, pero no tan grande que permita introducir la cabeza a través.

La jaula debe situarse en la habitación de la casa con mayor actividad, así tu ave podrá observar a la familia e integrarse.

Nunca sitúes la jaula cerca de una fuente de frío o de calor, como ventanas, radiadores, aparatos de aire acondicionado o puertas exteriores. Tampoco la cocina es un buen sitio, pues los olores y las fuertes oscilaciones de temperatura pueden perjudicar a tu ave. Si tienes otras mascotas, coloca la jaula fuera del alcance de éstas.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos tu ave será más feliz y tendrá una vida más longeva.

La dieta de los loros


Años atrás, la gente creía que los loros podían ser alimentados, simplemente, con una dieta de semillas. Esto no es del todo correcto, ya que, la dieta de los loros puede contener una amplia variedad de alimentos. Muchos de los que sólo alimentaban con semillas, terminaban sufriendo graves problemas de malnutrición y diferentes enfermedades.

Estos resultados se debían a que las semillas no contenían los nutrientes suficientes y especialmente la vitamina A. Exactamente no se puede decir que es lo que debe comer un loro, ya que las dietas varían según la especie. Investiga la dieta alimenticia que mejor convenga a tu mascota. Muchos dueños, están acostumbrados a dar a sus amigos los palitos que venden en las tiendas especializadas. Los gránulos que los forman, son considerados nutricionalmente muy completos, y a veces se recomienda como única comida.

Sin embargo, hay algunos problemas. ¿A ti te gustaría comer puré de puré de patata tres veces al día durante todo el año? Lo mismo le pasa a tu mascota. Intenta que tenga una dieta variada: frutas frescas, verduras, frutos secos, galletas de loro, pasta, cereales, etc. todo ello junto con semillas de alta calidad. Evita los alimentos muy elaborados y/o que contengan sal, azúcar, cafeína, alcohol y colorantes artificial.

Si tu amigo no quiere comer otros alimentos, ten cuidado, ya que se han dado casos de muertes por no querer comer alimentos extraños para ellos. Acostúmbrales a llevar una dieta variada desde pequeños. Si empiezas a cambiarle la dieta cuando es adulto, debes tener mucha paciencia y ser comprensivo con él.

Comprar juguetes para loros


Por naturaleza, los loros son activos, juguetones y muy curiosos. Cuando viven en libertas, pasan horas alimentándose, bañándose, moviéndose por todas partes y socializando con otras aves. Cuando pasa ha vivir en una casa, debemos intentar que mantenga sus costumbres para que no sufra ningún tipo de trastorno. Además de proporcionarle, al menos, tres horas diarias de socialización fuera de la jaula, debemos proporcionarle una serie de juguetes que le permitan estar activo.

Debido a que los loros son muy inteligentes, se aburren fácilmente y necesitan cambiar rápido las rutinas. Una buena idea es que vayas haciendo rotaciones con los juguetes que le compres, es decir, no le dejes todos los días el mismo juguete, debes variar. No te preocupes si nada más ver su juguete tiene miedo, esto es muy normal. Cuando se lo muestres, no realices movimientos bruscos con él y no se lo acerques demasiado.

El hecho de que un juguete tenga una etiqueta que nos explique que está especialmente realizado para loros, no garantiza su seguridad. Muchos de los juguetes que se venden para estos pájaros, pueden ser peligrosos. Uno de los pequeños accidentes más comunes es, que se les quede enganchado en las patas o en el pico.

Una vez que hayas elegido el juguete, infórmate todo lo que puedas sobre él. Recuerda que lo mejor para el animal es que pueda jugar con él fuera de la jaula. Observa a tu amigo como juega y no abandones la habitación hasta que estés seguro de que no corre ningún peligro.

Saber si tu loro está enfermo


Debes cuidar a tu loro: alimentarle de manera correcta, mantener sus plumas en excelentes condiciones, evitar que se pueda lesionar con algunos objetos de la casa, etc. pero ¿Qué pasa cuando tu loro se pone enfermo por otros motivos? A veces, como en los humanos, las enfermedades llegan a través del aire. Otras veces, puede que directamente veas que le loro que has comprado ya está enfermo.
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Curiosidades sobre los loros


Las aves son consideradas las primeras mascotas. Se cree que la tradición surgió del mantenimiento de las aves como fuente de alimentación. Los jeroglíficos egipcios muestran imágenes de aves como animales d compañía. Los hogares ricos romanos, a menudo, tenían un loro, y parte del trabajo de los esclavos era enseñarles a hablar, además de cuidarles. En 1493, Colón regresó de América del Sur con un par de loros amazónicos de Cuba como regalo para la Reina Isabel de España.

Un loro en cautividad puede vivir entre 40 y 100 años (dependiendo de la especie). Existen 358 especies, entre las que se incluyen cacatúas, agapornis y periquitos australianos. Se distribuyen a través de las regiones tropicales y subtropicales de ambos hemisferios, pero el mayor número de especies se encuentra en Australia. La mayoría de las especies prefieren vivir en los bosques, pero algunos, como la cacatúa, viven en campos abiertos.


Muchos loros son gregarios y viven en grandes bandadas. Se alimentan de semillas, frutas, frutos secos, etc. Los loros son aves con un tipo especial de canto que se puede transformar simplemente en gritos para comunicarse los unos con los otros.

Los loros grises suelen realizar dos camadas de huevos al año. La hembra es la encargada de incubar de tres a cuatro huevos. Las cacatúas de cresta suelen poner de cuatro a cinco huevos y los depositan en su nido siendo los dos por igual los encargados de incubarlos durante 22 días. Los loritos arco iris ponen dos huevos, y es la hembra la que los incuba durante 25 días. Ambos padres alimentan a los polluelos hasta que estos tienen siete u ocho semanas de edad.